domingo, 28 de abril de 2013

Febrero no sólo traerá escarcha en la garganta, no sólo verá a la lluvia estrellarse en la ventana.

No volveré a bajar las calles que bajo todos los días, no volveré a mirar la punta de mis pies caer desde la litera, no sonará el despertador, agonizando por las llamadas perdidas frente al espejo del baño.
No me veré reflejado en la puerta del autobús, esperando que me abra para dejar, mientras dormito, mi vida en sus manos. Ya no será la voz de un amigo la que diga "buenos días" a las siete de la mañana, ya no quedará nada.
Ya no volveré haciendo el mismo recorrido, cansado por el roce de las horas y la falta de sueño, dando bocanadas a los minutos perdidos sobre la mesa. Ya no habrá un cuerpo desconocido que un día fue protagonista, ni las risas a costa de ciertas personas. No habrá miradas falsas, ni platos de comida fríos, no habrá que agachar la cabeza, ni contaminación cardiaca, ya no quedará nada.


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Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.