jueves, 11 de julio de 2013

A veces simplemente me gustaría que estuvieses aquí para poder abrazarte.
Aunque fuese un segundo. Ojalá volvieses.
Sólo para preguntarte qué se supone que tengo que hacer. Para pedirte respuestas
que a día de hoy sé que no encontraré nunca.
Para pedirte que me lleves contigo en el viaje, quizá.
O, al menos, para que me prometas que me estarás esperando, como me prometiste.
Para escucharte, hace tanto que no lo hago, que no recuerdo tu voz.
Ni tu risa.
Ni tus gritos.
Ni tus bromas.
Nada.
Nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.