Me levanto sabiendo que volveré a caer,
me tropiezo y resbalo en mi sangre otra vez.
Tuve que ir dejándome deshacer en cada golpe.
Me quede con mi cuerpo y corazón a flote.
Hasta que harto de caer, decidí no levantarme.
Y ahora mi alma me lleva siempre a cuestas
solo pudiéndo arrastrarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.