Escucho a los bichos murmurar a mi alrededor, bajo cada azulejo, entre cada ladrillo. Me miran. Conspiran para ver quién se comerá mis huesos taladrados de heridas, de errores que se estrellaron entre las costillas, de puñetazos a la pared.
También sé de las raíces que rodean las estaciones, que aguardan mi despiste para trepar desde las vías y asfixiarme con su aliento a primavera helada.
¿Has escuchado a las nubes?
Dan vueltas sobre mi, a las puertas de la escalera mecánica al purgatorio de las casillas en las que marqué la opción incorrecta.
Los escucho, los veo, los siento.
Dejo a mi suerte el momento en el que me partan en mil trozos. Pero hoy estoy con ella. Hoy no me puede ni Dios.
domingo, 17 de marzo de 2013
Los escucho.
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Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.