jueves, 20 de septiembre de 2012

Ni siquiera ella.

Y su piel, la de versos que me dijeron sus poros..
Y sus manos, gobernando el ejército de escalofríos
que subian por mi espalda, dispuestos a invadirme.
Sus labios, la de besos que robé a cambio
de pedirle la reventa.
La cascada de mordiscos que desembocaba en su sexo.
El jugar al escondite por la cama con los dedos de sus pies.
Y rendirme al pilla pilla con sus abrazos.
El espejo que la veía peinarse todas las mañanas.
Y la alfombra en el suelo que la despeinaba
cuando yo me despertaba.
El surco que quedó de naufragar tu pecho.
Y el plano aéreo del techo viéndonos dormir.
Mis ronquidos, tus palabras a ojos cerrados,
las manos entrelazadas sin que nos diésemos cuenta.
Las horas clavadas como cristales en las uñas
que pedían un ratito más en el sofá, tumbados.
Su culo desde lejos, diciéndome adiós.
Su pelo, que gritaba que ya nos veríamos.
Sus ojos, diciéndome por última vez, que debía sonreír más.

Y entonces, me di cuenta, de que hasta la desconocida me había abandonado.



2 comentarios:

  1. Te lo acabo de decir por twitter (@finalwriting) pero te lo dejo también por aquí, para que quede constancia de ello. (xD)
    El texto es genial. Pero lo que más ha sido el vídeo. Sí señor.

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  2. Gracias por ambas cosas, me alegro de que te haya gustado el texto, y mucho más el video. Un beso. :)

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Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.