martes, 30 de octubre de 2012

Hoy te he vuelto a recordar

Reivindico la razón de no quererte, y me pierdo entre los restos del error.
Por beber de aguas con más veneno que vida, por hacer casa en una parada de autobús.
Y a solas sangraba tu herida a dos mesas de ti, y contigo sangraba tu herida a dos besos de ti.
La voz que te llevaste, es la que hoy impide cualquier recaída.
Empeñada en destrozar castillos construidos sobre tus huellas, vuelves a verte a dos asientos de mi.
Vuelves cuando nadie te ha llamado, vuelves a rescatarte del odio más profundo.
Y nos volvemos a mirar a los ojos, y me pides un principio donde ya no quedan marcas.
Y volvemos a notar el peso de la mirada en la chaqueta, en las manos, en los labios.
Pero ya no queda nada. 
Ni calor, ni palabras sin sonido, ni centímetros prohibidos, ni inviernos a dedos entrelazados.
Tú con tus 365 días, y yo con mis 365 dudas.
Y saltar al vacío con las manos atadas no sería más que un aterrizaje forzoso sobre tierra conocida.
La equivocación del que creía saberlo todo.
La decepción del que creía en la otra persona.
Los recuerdos no son más que cicatrices mal curadas, la espalda en la pared, las caderas sin dejar pasar el aire, los "quédate un rato más" y los "¿y si nos ven?", los portales que saben más de lo que aparentan, y tu forma de mirar por la ventana pensando que así todo se iba a arreglar.


Sí, te miro y nos veo. Sí, estás tan guapa como siempre. 

No, nunca voy a volver, pero hoy te he vuelto a recordar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vamos, no te cortes, como si estuvieras en tu casa.